Dirdirak

Location: Pasarela Pedro Arrupe, Bilbao
Festival: Gau Zuria
Use: Ephemeral intervention
Photography: Mikel Ibarluzea
Team: Alex Orive

La intervención efímera busca por lo tanto aprovechar este espacio y resignifacarlo, pasar de ser un alto en el camino a una parada obligatoria y valorar de nuevo un espacio que siempre ha estado y estará ahí, dotándolo de una nueva mirada.

La ría del Nervión a su paso por Bilbao cuenta con trece puentes y pasarelas para cruzarla de una orilla a otra. Estas conexiones, nacen en la parte histórica de la ciudad y se van entrelazando a lo largo de villa hasta su llegada al mar. En el punto en el que la ría conecta la universidad de Deusto con Abandoibarra, se sitúa la denominada pasarela padre Arrupe. Esta pasarela, cuenta con la peculiaridad de estar elevada por unas patas de hormigón para salvar la cota que existe entre un lado de la ría y la entrada principal a la universidad. Jose Antonio Fernández, el ingeniero que realizara la obra en el año 2003, aprovechó para dotar de otro programa a este elemento estructural: generar un graderío para que la gente puede sentarse a la ribera de la ría.
El recorrido del Festival de luces Gau Zuria –la Noche Blanca– con el que el municipio celebra la fecha de su fundación, pasa inexorablemente por este lugar.

La intervención efímera busca por lo tanto aprovechar este espacio y resignifacarlo, pasar de ser un alto en el camino a una parada obligatoria y valorar de nuevo un espacio que siempre ha estado y estará ahí, dotándolo de una nueva mirada. La manera de hacerlo ha sido a través de enmoquetar todo el suelo y las gradas con una forma circular, y cerrar este espacio con una cortina de la misma forma. Con la moqueta se busca intimidad y un ambiente doméstico, con la cortina curiosidad y aislamiento con el exterior. Al ser la pasarela recubierta con un exterior de acero brillante, se decide colocar una cortina metálica que enfatice el efecto de destellos o dirdirak que genera el agua estos materiales. Dicha cortina estaba colgada a través de unos tensores ocultos atados a una estructura de Truss calculada para soportar un vuelo de doce metros.

Para que el espacio contara con algún programa concreto, se insertó un escenario enmoquetado también, donde distintos grupos de música así como la ciudadanía pudiera utilizarlo durante los tres días que estuvo instalada la intervención. Para que gente con dificultad de movilidad pudiera disfrutar de los conciertos, se diseñaron una serie de taburetes móviles –también plateados y brillantes– para facilitar el disfrute.